HISTORIA DE MIEDO, de Esperanza Vela.
Había una vez un grupo de estudiantes que estaban en clase. Uno de ellos, Paul, apareció muy emocionado. En sus manos sostenía cinco invitaciones, una para cada uno, Noelia le preguntó:
-¿Qué es eso?
Él le respondió con una agradable sonrisa.
-Son nuestras invitaciones para la fiesta de Halloween que organiza Emma.
-Pero si...¡Ella nos odia! - Dijo Paula con tono desconfiado.
-Seguro es una trampa para burlarse de nosotros - Terminó Luis.
-No, confiad en mi - Aseguró Paul.
-Está bien...-Respondió Lola, y todos se fueron a por sus disfraces para la fiesta aunque Paula era la única que no se había tragado que Emma de pronto los invitara. Después de varias horas ya se habían disfrazado todos y habían quedado para ir juntos. La fiesta era en un pequeño hostal alejado de la ciudad, a pocos metros del cementerio, cuando llamaron al timbre la puerta se abrió sola y Luis, el más confiado de todos resultó ser el más miedica.
-¿Por qué no nos vamos? Está claro que no hay nadie... - Dijo, muy asustado.
-Tranquilo. No pasará nada - Lo tranquilizó Noelia.
Al entrar notaron el ambiente muy vacío, en la mesilla de la entrada pudieron observar que se decía que el hostal estaba embrujado y habitado por fantasmas, en aquel momento solo podían pensar en irse de aquel hostal tan espeluznante pero en cuanto se dieron la vuelta la puerta se cerró de golpe y quedaron atrapados.
Entonces subieron las escaleras y hallaron una pequeña salida de emergencia, decidieron ir a llamar a la policía y contarles lo ocurrido pero la carretera estaba cortada y a lo lejos del bosque no había nada. Todos estaban muy asustados.
-Soy una tonta al venir aquí. ¡Te lo dije Paul! - Gritó Paula.
-Pues no hubieras venido, yo no obligué a nadie - Dijo Paul enfadado.
-Chicos ya está bien - dijo Lola -. Tenemos que encontrar la forma de salir de aquí y no lo conseguiremos peleándonos.
-¡Es cierto! - Dijeron Noelia y Luis a coro.
De repente vieron unas sombras acercándose poco a poco por el bosque. Al cabo de un rato aparecieron unas calabazas flotantes en la escena. Todos los niños gritaban menos Paul que parecía muy tranquilo.
-Pero...espera un momento - Dijo Paula, que acababa de ver unos alambres sujetando las calabazas - ¡Esto es una mentira!
Entonces salieron de la oscuridad luces, cámaras, focos y personas. En aquel instante Paul no pudo contenerse y soltó un par de risas, todos le miraban y él decidió contarles toda la verdad.
-Veréis, todo esto es una ¡película de Halloween! Todo lo de las invitaciones, el hostal embrujado ... es parte de la película.
-Pero ¡nos lo podrías haber dicho! -Gritó Noelia.
-Si, pero bueno, no fue tan terrorífico - Dijo Luis.
-Claro, por eso estabas tan asustados - Rieron Paula y Lola.
-Oye, ¿sabéis qué? Me habéis dado una fantástica idea para acabar la película - Sonrió Paul.
Al final todos celebraron una fiesta en honor a la película que habían preparado de Halloween.
MISTERIO SIN RESOLVER, de Paula Beardo.
Sigo pensando que esta casa es demasiado grande para mí, pero mis padres dicen lo contrario.
Sara y Lucas Fernández son dos empresarios adinerados de la ciudad y también la única familia que me queda. Por mi vigésimo cumpleaños me regalaron una mansión que era de su propiedad. Ahora tengo 23 y sigo en ella.Normalmente nunca estoy sola, pues mis amigos me hacen el gran
favor de venir temprano e irse tarde, pero ellos también tienen una
vida, y hoy no han podido venir. Estoy sola.
La casa tiene tres pisos, cada uno más grande que el anterior, y
una bonita azotea. También dispone de un bello jardín con una piscina
enorme. En definitiva, la casa está llena de lujos. Pero es demasiado
grande para una sola persona.Tengo todas las luces encendidas. Y, aun así, la casa me resulta escalofriante. Subo a la azotea para contemplar las estrellas, pero la
contaminación lumínica me lo impide. Ni una sola estrella adorna el
cielo. Solo se ve un filito de la luna en cuarto menguante.La calle bajo mis pies está vacía. “¡Y cómo para no estarlo!” pienso. “¡Si son las doce de la noche!”.
Esto es escalofriante. No se escucha ni un alma. Ni en la calle, ni en mi casa.
De repente un fuerte portazo rompe todo silencio y hace que me vuelva a mirar a la puerta. Pero esta sigue abierta. Me acerco a las escaleras que llevan abajo y descubro que las luces
están apagadas. Las farolas de la calle también. Hay un apagón.Bajo las escaleras con un muy mal presentimiento.El silencio vuelve a reinar en toda la ciudad. Cojo una linternita de la cómodo del salón y escucho pisadas por el
pasillo. Cada vez son más sonoras y son lo único que rompe el silencio
en la mansión.
Me vuelvo hacia la chimenea e intento encender un fuego apresuradamente. Unas manos me tapan la boca. Hago un intento de grito.Todo se vuelve negro.
1 comentario:
Hola,
Me ha gustaodo mucho la historia - y eso que no soy de leer historias de miedo - te felicito porque escribes genial.He seguido tu blog ya que es muy interesante, me seguirías devuelta si te gusta el mío?.
Un abrazo
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